América Latina se convirtió el año pasado en la región de los mercados emergentes con la mayor emisión de deuda pública.

Los gigantescos paquetes de rescate fiscal para hacer frente a la crisis del coronavirus impulsaron a los gobiernos de las principales economías de la región a pedir prestado en el exterior capital por un valor de US$53.000 millones.

Una cifra enorme que superó ampliamente a otros bloques como las economías emergentes de Europa y Asia, Medio Oriente y África.

De cara a este 2022, está previsto que las emisiones netas de deuda pública disminuyan a nivel global. Sin embargo, América Latina mantendría su liderazgo, llegando a emitir unos US$44.000 millones, según un informe del banco estadounidense JP Morgan.

Y todo en un momento en el que las economías se enfrentan a las presiones inflacionistas y un menor crecimiento.

Para muchos analistas, la cuestión de los recortes del gasto público no es si los gobiernos tendrán que hacerlo.

Eso se da por descontado.

La cuestión es cuándo lo van a hacer y qué tan profundos serán.

Para Luis López Vivas, economista de mercados emergentes de AXA Investment Managers, «está claro que la región tendrá que reducir gastos en los próximos años para asegurar su sostenibilidad fiscal y credibilidad» en los mercados internacionales.

«En el pasado, América Latina podía contar con un fuerte crecimiento económico para mejorar sus indicadores fiscales. Hoy, sin embargo, en ausencia de un boom de las materias primas, la región se enfrenta a un período prolongado de bajo crecimiento».

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