Segundo debate presidencial

En esta oportunidad en Buenos Aires y sede la facultad de derecho, volvieron a encontrarse los candidatos a la Presidencia.
El actual mandatario al parecer motivado por la marcha, se mantuvo en mejor forma. La estrategia consistió, aún en el bloque más crítico de su gestión, reforzar con su eje salvador: la corrupción.
Para el candidato peronista, la seguridad se vio afectada por el recorte de presupuesto y apuntó a la desigualdad como vinculo de la inseguridad. En el momento, el actual mandatario, apunto con el consumo de efedrina, ignorando una y otra vez las temáticas que se desarrollaban, direccionando todo a los grandes secándolos de corrupción.
La respuesta consistió en el aumento del consumo de las drogas lo que representa para el frente de todos, una proliferación del mercado, apuntando a disminuir el marketing. Para los demás participantes la baja de la edad imputabilidad, las criticas para el sistema judicial y mejoras en la infraestructura carcelaria, fueron ejes de exposición.

Otro de los bloques polémicos: empleo, producción e infraestructura, el presidente se refirió a la revolución con los trenes, aeropuertos y rutas. Sostuvo que luego de la incertidumbre electoral, se reactivaría la economía. Se defendió de los índices de desempleo que objeto su principal contrincante, nuevamente remitiéndose a la matriz de corrupción en la obra pública. A lo que obtuvo como respuesta irregularidades citando al padre del mandatario y remarcando beneficios a un grupo cerrado cercano.
Lo que resultó un pin pong de reproches, uno de los bloques más abstractos y poco concretos.
En resumen el debate resultó un acto carente de políticas concretas y reforzador de ideologías de cada partido.

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