Lejos de las enfermedades “crónicas”, a las pastillas de por vida o a que nuestros cuerpos funcionen más o menos, cada organismo está diseñado para funcionar correctamente. Portamos maravillosas máquinas de inteligencia, complejidad y sutileza, por lo que el cuerpo siempre tiene motivos y su respuesta es la más adecuada en ese contexto. Ellos nos recuerdan que no es necesario acostumbrarse a que funcionen más o menos.
Lejos de tanto de eso que estamos acostumbrados, hace un par de años comienza a tener visibilidad la revolución del alimento, desde tendencias low carb y higth fat, donde invierten la pirámide nutricia tan bastardeada y poco actualizada; Alimentaciones Keto, fundamentalistas de las grasas saludables e hidratos de carbono simples; La inclusión y revolución de harinas alternativas, donde antes sólo existía la de trigo 000; Hasta la comida viva que deja de lado la cocción y el desplazo de los lácteos que poco prometen de alimento.
Todas con un eje en común: generar consciencia de que ingerimos a nivel nutricio. Poniendo en jaque e investigando respecto a lo que yace oculto detrás de las etiquetas de las grandes industrias. Con fundamentos de la aplicación del etiquetado frontal de alimentos y con la perspectiva de la protección de derechos. Así como también la preocupante situación actual frente a la obesidad, diabetes y otras enfermedades muy presentes en jóvenes y niños.
Un reciente documento publicado por el ministerio de salud especifica “el etiquetado nutricional debe ser un medio para facilitar información al consumidor sobre los alimentos y para que pueda elegir su alimentación con discernimiento”
Las experiencias de los países que participaron de la puesta en marcha de políticas alimentarias, lo destacaron como un elemento necesario para proteger el derecho a la salud de las personas y haciendo hincapié en grupos en situación de vulnerabilidad, como lo son los niños, niñas y adolescentes.

El Sistema de advertencias a través de la presencia de una o más imágenes gráficas que indica que el producto presenta niveles de ingredientes superiores a los recomendados. El sistema de advertencias ha sido adoptado de manera obligatoria en Chile (2016), en Perú y Uruguay (2018). Asimismo, ha sido sometido a consulta pública reciente en Brasil y Canadá.
En Argentina, hasta el momento, no existe un sistema de etiquetado frontal de los alimentos establecido por ley que informe a los consumidores acerca de altos contenidos de nutrientes críticos ni tampoco es obligatoria la declaración de azúcares en los productos envasados.
Un breve resumen respecto a al reglamentación de los alimentos y que puede servir como guía práctica y simple es lo siguiente:
- Cuantos menos ingredientes mejor
- En las etiquetas se ordenan de mayor a menor cantidad
- Light sólo significa que contiene menos cantidad de algo comparado con su versión original
Ingredientes a evitar:
- Glutamato de monosódico. Es un realzador del sabor. Se conoce como la “nicotina alimentaria” Y varios estudios ya comprobaron su vínculo con el aumento de enfermedades como la alergia y alteración del sistema nervioso.
- Jarabe de maíz de alta fructosa (HFCS). Es un endulzante muy barato y un ayudante para prolongar la durabilidad de los “alimentos”. Para el cuerpo un disparador del índice glucémico.
Dirigido a tomadores de decisión del poder ejecutivo y legislativo del país y de la región, como también a organizaciones referentes de salud
Los tratados internacionales que reconocen el derecho a la alimentación son muchos, aunque el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales lo trata de manera más completa.