En las arterias llena de vida de la ciudad de Buenos Aires, existe un remanso de paz y oasis cultural.  Sobre la Avenida Santa Fe, se presenta un gran portón azul que incita a aventurarse hacia el fondo de la manzana, el patio se presenta bajo plantas tropicales y música, el escenario invita al ocio.

Entre las calles Anchorena y Laprida, un espacio bohemio buges, que concentra desde comidas hasta múltiples actividades: papeleras, arte, diseño de uñas y esoterismo. Todo con el mismo fin: despertar los sentidos y la creatividad. Más de cincuenta negocios dedicados a la cultura contemporánea.

Las actividades transcurren en un desorden prolijamente acomodado, ofrecen desde cursos de fotografía, pintura, tapicería… casas de diseño, librerías, sex shop, galerías de arte, talleres de artistas, que comparten un escenario ecléctico.

Lo que durante los años 70 años funcionó como un colegio de señoritas, el Liceo N° 1 José Figueroa Alcorta, para luego de diez años mudarse, y que pocos fueran los años de éxito para ese espacio de locales comerciales que transcurrido el tiempo, allá por los 90,’ las fabulas e historias se encargaban de apodarla la galería fantasma, su situación de abandono era representativo.

Hasta que el resurgimiento tuvo lugar cerca del año 2006, de la mano de un emprendedor visionario, que de a poco se encargó de comprar de a poco la mayoría de los locales. El espíritu del proyecto era recuperar el espacio para crear una comunidad de productores exclusivamente dedicada al arte.

El patio continúa palpitando la esencia de aquel punto de encuentro de las niñas en el colegio, el corazón de la galería pulsa compartir un momento de recreación. Un espacio refrescante tentador, con música de fondo, donde los ruidos de la ciudad no se escuchan, nos invita a tomarnos una pausa y dejar la mente libre

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